La vida es como una rosa, si la cuidas puede llegar a ser preciosa pero si te limitas a dejar que siga su curso, acabará por marchitarse.
He elegido esta fotografía porque creo que no hay mejor manera de representar la vida que con la naturaleza. La vida de una flor puede durar como máximo siete días, y eso si se le cambia el agua y se la cuida. No nos damos cuenta pero día a día acaba más abajo aún y acaba secándose. Por eso quiero que esos "siete días" de mi vida estén totalmente aprovechados. No hay que limitarse a vivir, sino buscar la felicidad. En eso consiste vivir, ¿no?
Aunque siempre haya luces y sombras, no podemos esperar una vida donde no haya un ying y un yang, pero sí es verdad que a veces creemos ver sombras y en verdad nosotros mismos podemos convertirlas en claridad. Las luces pueden ser todo lo que nos ocurra si aprendemos a saber desde qué punto de vista mirar las situaciones y las consecuencias. Si algo malo nos pasa lo mejor que podemos hacer es aprender de los errores y mirar el lado bueno de las cosas. Pero no todo es tan fácil de llevar, y hay cosas que realmente son sombras, como la muerte de alguien cercano. En esos momentos vemos difícil salir del túnel pero siempre acabamos viendo un rayito de luz que nos indica por dónde escapar.
